Siempre acudís a mi llenando mi vida de calidez, de
esperanza, de alegría.
Hacéis que me sienta bien incluso que crea que me conozco.
Pero luego sin razón (al menos que yo pueda encontrar) me abandonáis,
os marcháis sin darme tiempo a reaccionar. Lo tenía y ahora no “se esfumó”.
Vacía, sin vida, en medio de la nada, sin nombre sin hogar, olvidada. ¿Cómo se
puede perder tanto?
Y es en ese momento cuando puedo vislumbrar la realidad y darme cuenta de que he manipulado todo. Nada ha sido verdad, pero parecía tan real todo…
¡Vosotros actuáis con tanta tranquilidad!
Sois despreciables, por qué razón lo habéis hecho, no
merezco esto o ¿tal vez sí?
Por vosotros vuelvo a la realidad, entreabro los ojos, ¡no quiero pero necesito verla! me siento confusa. Poco a poco me voy acercando a ella, sigilosa. Cuando llego a su altura me veo reflejada, siento vergüenza al verme, no me reconozco, ¿quién soy yo? no lo sé. Mientras tanto,el aire frío me acaricia la nuca. Trae un mensaje consigo. <<La culpa es tuya>>.
