No hay segundo, día o noche que no piense en hacer daño a alguien.
Se puede interpretar como tengo alguna clase de trastorno, pero no, mi única enfermedad es; que soy humana.
Aunque no lo creas, no pasa ni un solo día sin que te rías, insultes, arruines un hermoso día a alguien. Y no me refiero a que lo hagas queriendo, simplemente lo hagas por que sí, por que es el día, es el momento ideal para insultar a alguien. También nos hacemos daño a nosotros mismos: por no aceptarnos como somos, por no conocernos lo suficiente, por no saber expresarnos, nos creamos un problema de donde no lo hay, bien sea con motivo o sin él. Cada día, nos quejamos de algo, comienza en una pequeña queja fortuita, luego lo vas diciendo más y más, hasta que finalmente te lo crees y se convierte en un problema para ti.
Tan difícil es pensar positivamente, buscar las cosas buenas de las cosas, no claro que no, en el momento, por supuesto que es más fácil quejarse, pero a la larga ya veras como no.
Aunque creas que quejándose te sientes mejor, es mentira, te envenenas lentamente.
Es tan sencillo, decirle a alguien algo agradable, con una pequeña palabra, puedes hacer grandes cosas. Está en tu mano cada día, la magia existe.
No todo el mundo ha tenido las mismas oportunidades que tú, recordarlo siempre.
La soledad, el miedo son nuestros verdaderos enemigos, cada persona merece una nueva oportunidad, una oportunidad para cambiar a mejor. Tenemos todos nosotros a ser felices, debemos aprender a valorar todo lo que tenemos, a disfrutar de lo bueno que puedas poseer.
No existen verdades absolutas, pues siempre hay alguna excepción, pero la vida puede llegar a ser justa a su manera, al final, todos acabamos recibiendo lo que hemos cosechado.
Las oportunidades hay que cogerlas con todo el entusiasmo y fuerza que tengamos, para luego aprovecharlas como debe ser.
Solamente nosotros podemos ser felices con una cosa: con nosotros.
Julie Gr.