domingo, 1 de enero de 2017

Pensando en el vacío.

El otro día mientras disfrutaba de una conversación con aquellas personas de las cuales desconoces muchos aspectos de su personalidad, pasó algo muy interesante.
Esa persona me preguntó si creía en Dios, cual fue mi cara de sorpresa al recibir tal tremenda pregunta, y qué fue lo que encontré a modo de respuesta, nada.
No tengo opinión, no tengo formada completamente una superstición, hipótesis, conjetura, nada no sé responder.
En ese momento supe que tenía que buscar alguna respuesta, y después de la larga jornada, sentada sobre mi cama mirando a ningún punto en concreto, supe que ese era el momento idóneo para pensar.
Sí a lo loco, sin consultar nada, solo pensando, haciendo uso de mis limitados conocimientos.
Estaba sola ante el peligro, me volví a formular la misma pregunta varias veces, y bien: ¿creo en Dios?
Lo cierto es que me siento incómoda hacia esta pregunta es como que si contestara sí o no me fueran a degollar o maldecir vete tú a saber.Así que será mejor responder indirectamente.
Imagínate a ti en tu habitación sentada, disminuye el zoom; ves tu casa, vuelve a disminuirlo; tu ciudad, así sucesivamente, ya tienes el planeta tierra disminuye ahora, ¿puedes?
Somos insignificantes, tenemos un conocimiento muy reducido, creo que no vamos a poder ser capaces de descifrar el gran enigma de la vida, antes nos cargaremos el planeta.
Incluso tal vez, tengamos la respuesta en frente de nuestras narices, pero no somos capaces de percibirlo, y es que: ¿realmente percibimos la realidad tal y como es? 
Se nos escapa de las manos responder a esa pregunta, no estamos capacitados para hallar respuesta.



Julie Gr.

No hay comentarios:

Publicar un comentario