¿No habéis sentido alguna vez esa calidez de haber alcanzado tus propósitos y sin embargo, no poder compartirlo con quien más te gustaría?
Es una sensación inquietante. Más que nada porque tú te sientes radiante, quieres correr, gritar y hacer todo aquello que no has podido hacer durante tanto tiempo, pero cuando miras a tu alrededor comprendes que lo que para a ti ha supuesto una total liberación, para el resto no ha significado nada. O aún peor, aquellas personas que más quieres e incluso admiras y que no han podido llegar a lo que más anhelaban aún habiendo trabajado como ningún otro.
Cuando esto sucede, es decir, todos estos acontecimientos se entremezclan hacen que sienta pura frustración. Y es que en esta vida todo conduce a ella. De todo es sabido, que la frustración deja un amplio camino a ese burdo sentimiento que produce en nosotros esa "incapacidad" o ese "me siento inútil". Claro está: te sientes inútil para ayudar a los que más quieres e incapaz de transmitir tu entera felicidad por haber superado tus objetivos.
⥻⥻
No hay comentarios:
Publicar un comentario