sábado, 21 de noviembre de 2020

Pero este año todo ha cambiado.

 

INTRODUCCIÓN.

Uno escribe para encontrarse haciendo terapia consigo mismo o simplemente porque es su pasión, no sé en qué categoría estoy yo, quizá en ninguna.

Desde el día 14 de marzo toda España está sumergida en un “estado de alarma” continuo, ¿la razón? la destrucción, el caos, el desasosiego e incertidumbre nos recoge en nuestros hogares por temor a un “ser microscópico” de la familia coronavirus.

Un simple virus de cadena ARNmc (+), de nuevo, muestra nuestra gran fragilidad en este mundo. Este planeta no es solo nuestro, como ya se decía en la antigüedad “conócete a ti mismo”, implicando esto tener consciencia del lugar en el que habitas.

¿CÓMO NOS VEMOS?

Brisa azul, calidez sonora que llena atardeceres vacíos bañados por el rocío y el frío de un quizá volver a vislumbrar el brillo de la libertad. Todo cambió e hizo poner boca abajo y sin respiración a muchas generaciones que creían ser dueñas por completo del planeta azul.

Así se hallaban playas, vías, trenes, autovías, ciudades, parques y montañas, sin eco alguno de su respiración. Los seres más pequeños y no tanto volvieron a ser dueños de lo que antes fue suyo, los humanos por fin se habían acobardado, guardaron su vanidad y yacían prisioneros en sus cárceles de hormigón.

Desde sus fuertes, observaban como falsos buitres todo lo que creían suyo. Nada más lejos de la realidad, los seres microscópicos les ganaban en número y fuerza, de hecho, millones de criaturas andaban en su interior desde hace mucho, haciendo y deshaciendo, controlándoles sin que ellos percibieran nada.

Los humanos intentaban hacerse de notar a primeras horas de la noche, era su única forma de sentir ser acogidos a los oscuros ojos de la luna.

Pronto la verdad volvió a relucir, la humanidad siempre actúa de forma anormal poniéndose trabas los unos a los otros, convirtiendo un gesto amable en uno interesado. Solo discutían poniendo en evidencia que no era necesario poseer mil lenguas si no existe cohesión, entendimiento y un objetivo común, en este caso, preservar la cordura y la salud.

De hecho, algunos perdieron la cabeza, obcecados en negar lo irrefutable, que era que estaban bien jodidos. Otros intentaban amenizar tratando la situación desde la inocencia del humor.

Mientras tanto, se ocultaban tras sus pantallas y redes, armados de plástico, amarrados a un pasado sin retorno, a falsas esperanzas y sobretodo con miedo a creer real lo que ya era: su vida iba a cambiar.  

                                                                                                                           

viernes, 13 de noviembre de 2020

EL TREN YA PASÓ

 Por algún motivo que desconozco caía en la miña tristeza, esta vez, más plena y sana,

Las mañanas eran como pájaros sin alas,

Miraba las nubes buscando una respuesta, oía gritándome el cielo herido:

¡ya la encontrastre!

Pero yo tan solo veía oscuridad delante.


Frío, falta de amor, de cariño, alguien me hizo una pregunta, 

algo sobre lo que significa el amor para mí, 

entonces vi que solo es una circunstancia,

una compatibilidad, que hace sacar lo mejor de ti.


Aún no conociéndote te reservé un asiento a mi lado,

porque estar contigo es donde quería estar,

eras alguien nuevo y diferente,

viajero de la vida, navegante sin rumbo, 

aguien cálido, tranquilo, amable.


Conseguiste que viera mi mundo más pequeño, 

haciéndome descubrir el resto de posibles, el resto de vidas.


He aprendido más esta semana que nunca,

las personas vienen,

dejan en ti recuerdos, forma de ser, visiones, pensamiento,

luego parten, alejándose de ti.


Recordar el pasado muchas veces no deja avanzar,

es más, aprisiona y ahoga en un cúmulo de falsas realidades,

impides pasar a un millar de vidas,

no sientes, no creces ni evolucionas.


Buenos días; trabajando, tardes; de espejismos, noches; de pasión, bonito.

Aun pareciendo mentira o quizá locura, voy a echar de menos tu sencillez, tu risa, tu dulzura e incluso tu acento del sur. Zi.