sábado, 30 de enero de 2021

¿CÓMO ESTAMOS?

 Me escondo bajo falsas aventuras de odio, amor, guerra, libertad que se hallan en los libros. Fallido intento en olvidar la pesadez y desesperanza que día a día me destruyen por dentro.


Jamás había vivido en mí tal sensación de pasividad, frustración y desmotivación provocada por la gran incertidumbre de estos días. Creo estar haciendo lo mejor por la sociedad agarrándome a los quehaceres imprescindibles de la vaga y constante rutina.

Consecuencia de ella es esta derrota, no queda una ínfima o volátil gota de vida en mí. Me siento completamente rota, aplastada por una losa enorme.

Ya ni si quiera en mis sueños escapo de esta sensación.  Vivo en ellos enclaustrada, presa, sin aire. Allí, desde la soledad de mi cárcel, veo el cielo, sin embargo, no encuentro valía suficiente como para acercarme, creo no ser digna de un baño de luz, luz que irradie y sane mi piel seca, sedienta de todos aquellos sentimientos que algún día reuní.


Ahora ni el frío del cierzo eriza mi alma, nada me hace sentir, no tengo nada que perder.

Así es pues como me convertí en un débil fantasma que pasea por las calles, portando su tenue halo de tristeza y somnolencia. Miro los pajarillos que se esconden entre los árboles, otro vano intento por tratar de imaginar qué es lo que se sentirá al ser libre.







AVES.

Muchas veces me peguntan el porqué de mi admiración hacia las aves.

Y ¿qué es lo que no me puede gustar de ellas? Reúnen toda la ternura y belleza de este planeta.

Y dime, si no quién podría dar color y música a una arboleda, a un triste balcón, a una melancólica parada de metro, a un viejo banco, a un romántico mirador. Solo pueden ser ellas.

Tras su vivo, tenue, colorido, sórdido, suave plumaje mantienen el brillo de la vida.

Son el modelo que deberíamos seguir. Sin embargo, para muchos, aquellos tantos centrados en obtener el triunfo y manejar "su tierra", se les ha olvidado alzar su vista hacia el pleno y azul cielo. Es desde allí donde esas almas desnudas desplegando sus alas, muestran infinidad de veces su gran paciencia y fuerza por sobrevivir en un mundo que ignora su existencia. No hay nada peor que luchar con quienes no quieren (re)conocerte.

Y es que, sencillamente no las admiro, las amo. Ojalá algún día ser una de ellas ya que ver desde lo más alto del cielo nuestro furioso mar podría ser posible. Ser, por y desde siempre libre.


lunes, 25 de enero de 2021

¿Obsesión o aburrimiento?

 

Es pura ironía ver ambos libros apilados, uno sobre el otro, luchando por no asfixiar de angustia, dolor y pesar a su compañero de sombras.

La justificación a lo anterior se halla, en que ambos ocultan en lo más hondo de sus páginas un amor no apto para la consciencia social y racional humana. Las barreras son claras y tajantes, no puedes amar a quien está muerto, no puedes desear a alguien por encima de la ley y menos si no es un amor correspondido.

El amor frustrado, perdido, preso, rebosa página a página en olas de infinita frustración, temor e incluso locura.

Supongo que es incomprensible pensar que jamás sentirás lo mismo por alguien como lo sentiste con esa persona. Hablan de un amor, en definitiva, puro y a la vez terrible, como la más desconocida de las enfermedades idiopáticas, que deja a tu corazón, preso, sin rumbo, pues la meta ya la ha fijado, pero es inaccesible. Realmente, tachamos de locos a todos estos fantasmas que describen su lúgubre historia en párrafos inconexos, pero a la vez estos dejan un rastro inconfesable de honesta coherencia.

Sinceramente, me han mostrado que igual no acabamos de comprender nuestros sentimientos porque restamos a todos ellos importancia, pues creemos que son poco razonables o probables. Pero, ¿Qué no comprendemos? Que a veces, el amor que sentimos en un instante fugaz, quizá sea un amor a primera, a última y a cualquier vista. 


Quizá, todo aquello que sentimos en ese segundo queramos reproducirlo en vano intento en otra ocasión, porque al fin y cabo, nuestro único deseo en el mundo (aunque duela reconocerlo) no es ir a ningún otro sitio que no sea volver con esa persona.