lunes, 25 de enero de 2021

¿Obsesión o aburrimiento?

 

Es pura ironía ver ambos libros apilados, uno sobre el otro, luchando por no asfixiar de angustia, dolor y pesar a su compañero de sombras.

La justificación a lo anterior se halla, en que ambos ocultan en lo más hondo de sus páginas un amor no apto para la consciencia social y racional humana. Las barreras son claras y tajantes, no puedes amar a quien está muerto, no puedes desear a alguien por encima de la ley y menos si no es un amor correspondido.

El amor frustrado, perdido, preso, rebosa página a página en olas de infinita frustración, temor e incluso locura.

Supongo que es incomprensible pensar que jamás sentirás lo mismo por alguien como lo sentiste con esa persona. Hablan de un amor, en definitiva, puro y a la vez terrible, como la más desconocida de las enfermedades idiopáticas, que deja a tu corazón, preso, sin rumbo, pues la meta ya la ha fijado, pero es inaccesible. Realmente, tachamos de locos a todos estos fantasmas que describen su lúgubre historia en párrafos inconexos, pero a la vez estos dejan un rastro inconfesable de honesta coherencia.

Sinceramente, me han mostrado que igual no acabamos de comprender nuestros sentimientos porque restamos a todos ellos importancia, pues creemos que son poco razonables o probables. Pero, ¿Qué no comprendemos? Que a veces, el amor que sentimos en un instante fugaz, quizá sea un amor a primera, a última y a cualquier vista. 


Quizá, todo aquello que sentimos en ese segundo queramos reproducirlo en vano intento en otra ocasión, porque al fin y cabo, nuestro único deseo en el mundo (aunque duela reconocerlo) no es ir a ningún otro sitio que no sea volver con esa persona.



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