Sentir pasar los años, la vida, el rugir de la energía
como luz cada día,
Ese brillo nos acaba marchitando quitándonos lo único que nos da el primer
aliento, nos destruye por dentro, ¿merece vivir más para vivir menos?
Sufrir por la aniquilación de tu compañero, de tu enemigo, de tu siempre fiel a
ti cuerpo, fiel a ti consciencia. Puedes acabar de dejar ser tú en un instante
en cualquier momento, pero la agonía de quienes lo saben es aún peor.
El mundo de hoy nos hace inválidos de corazón y ágiles de mente, nos movemos
por interés, en vez de dirigirnos allá donde nos llame nuestra cordura y moral.
Del caos de la inmediatez continuo nació la muerte a la intuición. Los únicos
que nos pueden ayudar, los más expertos en esta vida viven condenados en una rutina
destruida, en un día de vacío, en una total falta de ilusión y respeto pues los
que debían estar ahí no tienen tiempo, tiempo para escuchar, tiempo para
sentir, tiempo para pensar.
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