Desde que
salió esta canción ando pensando en su significado. Leiva tiene el gran poder
de adelantarse y dar nombre a sentimientos o comportamientos que desconocemos.
Estos versos
en un primer instante me hicieron reflexionar sobre todo lo que una persona
oculta por miedo a ser juzgada o no entendida por el resto “iceberg”, hasta que
encuentra ese “fuego” que le hace derretirse y dejar a la vista lo que
realmente es.
No obstante,
también durante estos días me ha hecho pensar en la frialdad de muchas personas
que impiden que saques toda tu locura por miedo a derretirles o acabar con
todos sus esquemas.
Es así como
vi, que, además de ser una canción cantada a dúo, la letra puede interpretarse
desde los dos puntos de vista de una relación rota y conformada por dos personas
que no han sabido tratar sus diferencias, generando así un cambio brusco “casi
ciento ochenta grados” en la vida de una persona y no de ambas, saliendo una
perjudicada “no he sabido calibrar”. Quizá el final deje abierto un nuevo
intento o amanecer “todo está por empezar, te he querido tanto”. Con o sin esa
persona.
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