domingo, 19 de julio de 2020

Cerca de las vías (FITO).


Estaba merendando con un poco de música de fondo y me puse a pensar “¿El fin de las cosas está en el comienzo?”. Esto surgió porque estaba mirando mil fotografías y planteándome qué personas habían olvidado o permanecían en mi vida. 
No miento si digo que en el rostro de las personas con las que empezamos a vivir algo, se puede ver el final que van a tener.

Hay siempre una cara que será olvidada y que luego volveremos a ver. El tipo que primero nos parece un sinvergüenza y luego resulta encantador, tarde o temprano nos volverá a parecer un sinvergüenza. La persona asustada volverá a parecer asustada y la perdida, perdida (mientras de fondo “esa telaraña que cuelga en mi habitación, no la quito, no hace nada, solo ocupa su rincón”).

Es decir, por mucho que cambiemos nuestra esencia estará allí, las transformaciones no son infinitas y nosotros nunca acabamos de conocernos del todo bien (“cuando todo va bien, un día tuerces una esquina y te tuerces tú también”). 

En muchas ocasiones no sabemos cómo vamos a reaccionar con otras personas, vivimos con nuestras contradicciones, incoherencias y mil dilemas (“con el paso de los años nada es como yo soñé) intentando encontrar nuestra verdad (“todo lo malo y lo bueno caben dentro de un papel”).

No obstante, esto no deja de ser una mera opinión, mucha gente me dirá que la evolución personal de una persona es algo irrefutable (“la tristeza y la alegría viajan en el mismo tren”), yo te diré que quizá tengas razón o quizá no, tampoco creo que tengamos la certeza ni unos ni otros, ni todo es blanco ni todo negro, hay mil matices entre medias (mientras la canción terminaba poniendo punto final a mis pensamientos: ¿Quieres ver el mundo?, mira, está debajo de tus pies).


No hay comentarios:

Publicar un comentario