miércoles, 29 de julio de 2020

El diario de las tortugas.


Innumerables veces, nos vemos presos en un ciclo de “inactividad”, nos transformamos en sombras tenues que naufragan sin vida en el mar de la desdicha. Porque, cuántas veces decimos, ¡ojalá lleguen vacaciones! cuando quizá deberíamos preguntarnos ¿y qué haré cuando no tenga nada que hacer por obligación?

La inacción es una forma sencilla de negar la vida, basada en sentarse frente al televisor día sí, día también. La acción tiene de meta alcanzar la plenitud del ser, está basada en arriesgarse a expresar lo que eres, no solo basta con soñar, sino que hay que desarrollar y emprender lo que algún día pensaste, lo que realmente te apasiona y te hace ser quien eres realmente. No debemos crear presos en el mundo de las ideas, sino que hay que liberarlas para que realmente puedan darnos resultados y recompensas.

El truco realmente es actuar, igual da lo buena o mala que sea la idea, ejemplo tenemos en Forrest Gump quien logró ser feliz porque hacía lo máximo que podía en todo lo que emprendía, haciéndose realmente un hueco en el mundo, era él, era diferente.

En el libro de Rusell Hoban (cuyo título da nombre a este artículo) se hace constantemente referencia a este hecho: “Las personas, a veces, estamos demasiado perdidas por tener que marcar nuestro objetivo en la vida”, tenemos que nadar sin saber a dónde ir, algo que a una tortuga jamás le pasa, ellas actúan y saben qué hacer, sin ningún tipo de miedo o vergüenza.

¿Podríamos nadar, sentir que nadamos, navegamos, que no tenemos miedo, que no estamos perdidos? ¿Podríamos regresar con una respuesta? El hecho de no estar perdido sería ya una buena respuesta.






No hay comentarios:

Publicar un comentario