miércoles, 29 de julio de 2020

AÚN TE RECUERDO.


Bajo cien almas desnudas me encontré contigo, tus manos, tus ojos envolvían mi mirada marchita. En menos de un parpadeo destruimos el reloj de arena, haciendo que las desorientadas motas de polvo fueran de un lado a otro recordando lo incluso perdido, creando un mar de fuego en medio de las secas rocas.

La luz tibia palpitaba entre nosotros dos, cada vez te sentía más cerca, más real que nunca. Con aquel beso pusimos fin o inicio a un ciclo de incertidumbre, sello a un pasado maltrecho en el que ambos necesitábamos una cura, una esperanza en aquel mundo gris cegado por las falsas apariencias y la letalidad de un enemigo invisible. ¿Qué es esto? ¿Qué hemos hecho? me preguntaste.

¡Sentir! Sentir lo que en este momento pensábamos querer, soñábamos con hacer. Este nublado ayer, nos enseñó en que imaginar el futuro es tiempo en vano. Necesitamos sentir, querer, me da igual al final perder pues no me arrepentiré ¡basta de aunar y mimar el tiempo en cristal!

La arena necesita salir, necesita convertirse en roca para luego sedimentar de nuevo. El ciclo sigue, tú y yo continuaremos caminando, transformándonos, pero cuando recordemos ese momento, sonreiremos y volveremos a sentir: ¿habremos secuestrado el tiempo de nuevo?




No hay comentarios:

Publicar un comentario