En lógica la
negación del antecedente o error inverso es una de muchas falacias que existen
generadas al afirmar que si “A”, entonces “B”, esto no es del todo cierto porque el hecho de
que ocurra B no tiene por qué ser consecuencia de A, pueden existir muchos
otros factores que deriven produciendo este suceso.
Recurro a
esto, para explicar el contexto o situación en la que nos hayamos a día de hoy a nivel
mundial.
La pandemia ha hecho cambiar muchos de nuestros hábitos, en especial
la imposición del estado de alarma y el confinamiento.
Muchas personas
ahora, renuncian a seguir su vida normal, creyendo que, si “se quedan en casa,
no se contagiarán” cuando el hecho de contagiarse no es exclusivamente
consecuencia de no salir de casa, de hecho, salir a andar por el campo refuerza
el sistema inmunológico.
Además, se ha demostrando que el confinamiento no es algo efectivo, sino una medida que
sirve para evitar la saturación de un sistema sanitario no preparado en cuanto
a personal, recursos y material se refiere.
Realmente,
como todos sabemos la salud personal y por consiguiente comunitaria depende de
cada uno de nosotros, de ser responsables. Igual de peligroso es encerrarse en
una burbuja de cristal que salir sin seguir ninguna de las recomendaciones
dadas por los gobiernos sanitarios pertinentes.
Como podemos observar,
en estos dos planteamientos hay algo en común: “el sálvese quien pueda, primero
yo y el resto del mundo da igual”. Si
paramos todo, las consecuencias van a ser muy dolorosas, costosas y quizá devastadoras para muchas personas. La salud
engloba la prevención, y esta es la gran olvidada, solo se habla de ella cuando
ya no se puede prevenir nada, cuando los acontecimientos ya han sucedido.
En
camino vamos de una posible saturación del sistema. Si ya sabemos qué pasa
cuando son ignoradas las advertencias y se niega la realidad, ¿por qué volvemos
a fallar?
Respuesta a
ello se halla en las redes sociales, hay gente que ya está pidiendo de nuevo el
confinamiento, está claro que preferimos hacer oídos sordos a las recomendaciones
y reafirmar la imposición de prohibiciones por el simple hecho de no pensar, de no hacernos
responsables de nuestros actos, porque al fin y al cabo si nos prohíben no existe la responsabilidad
que conlleva el ser libre. Mientras, sigamos criticando y no haciendo lo que se supone que deberíamos hacer.

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